La
Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) organizó un
acto conmemorativo para celebrar el primer aniversario de la
elección del papa Francisco, en el que disertaron el presbítero
y teólogo Carlos Galli, y el doctor Guzmán Carriquiry
Lecour, secretario de la Pontificia Comisión para América
Latina. En este marco, el referente vaticano afirmó que
Francisco es un signo del ¨resurgimiento católico¨.
El
abogado uruguayo Guzmán Carriquiry Lecour, secretario de la
Pontificia Comisión para América Latina, expresó que el
nuevo pontificado de Francisco abre para el continente una
"posibilidad impresionante de 'resurgimiento católico'
y de profundas repercusiones y esperanzas”.
Carriquiry, el laico con más alto nivel en la Santa Sede,
habló en un acto organizado por la Pontificia Universidad
Católica Argentina (UCA) para celebrar el primer aniversario
de la elección del Papa Francisco, en el que disertó el
presbítero Carlos Galli, teólogo que fue decano de Teología
de esa casa de estudios.
“Cuando tuve el honor de recibir el doctorado honoris
causa de esta universidad, hace dos años, afirmaba que estábamos
a los albores de una nueva primavera eclesial y
latinoamericana, embarcados en una oportunidad histórica que
no se puede desperdiciar”, recordó Carriquiry, al hablar
del panorama abierto por Francisco.
De estrecha relación con el Santo Padre -le prologó dos
libros y los presentó en Buenos Aires-, Carriquiry afirmó
que se vive "en tiempos de una revolución evangélica
en ciernes”, y aseguró que una "nueva primavera
eclesial y latinoamericana" ha comenzado.
Al acto asistieron altas autoridades eclesiásticas:
estuvieron el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul
Tscherrig; el arzobispo de Buenos Aires y primado de la
Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, y el arzobispo Víctor
Manuel Fernández, rector de la UCA, entre otros obispos.
Monseñor Fernández dijo unas palabras y pidió un caluroso
aplauso para el papa Francisco. El profesor Marco Gallo tuvo
la tarea de presentar a los oradores. Por la Universidad
asistieron los vicerrectores Beatriz Balián, Gabriel Limodio
y Horacio Rodríguez Penelas, y numerosos decanos, profesores
y alumnos. Unas 700 personas llenaron el amplio auditorio;
las sillas no bastaron para todos y hubo más de un centenar
de asistentes de pie.
El acto contó con presencias políticas significativas.
Estuvieron el presidente de la Cámara de Diputados de la
Nación, Julián Domínguez; la ministra de Gobierno de la
provincia de Buenos Aires, Cristina Álvarez Rodríguez; los
diputados Carlos Kunkel, Roberto Feletti, Hermes Binner y
Carlos Brown, entre otros, y exlegisladores como Carlos Ferré,
Liliana Gurdulich y Jorge Enríquez.
El secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri,
estuvo en primera fila. También asistió el director general
de Cultos de la Ciudad de Buenos Aires, Alfredo Abriani.
No faltó la presencia de exembajadores ante la Santa Sede:
Santiago de Estrada, Vicente Espeche Gil y Carlos Custer.
Concurrió el nuevo rector de la Universidad de Buenos Aires
(UBA), Alberto Barbieri.
También hubo sindicalistas, como Armando Cavalieri y Gerónimo
Venegas; economistas, como Manuel Solanet, numerosos
profesores y académicos, como Alfredo Van Gelderen. Entre
otros, estaban el presbítero Carlos Accaputo; el ex ministro
Daniel Arroyo, y el profesor Aldo Carreras.
"¡Qué tendría que decir hoy, al año del pontificado
de Francisco! Estamos en tiempos de una revolución evangélica
en ciernes. se nos impone repensar toda la historia de América
latina, su realidad actual y sus caminos de transformación y
construcción, a la luz del acontecimiento del nuevo
pontificado”, observó Carriquiry en su disertación, no
exenta de pasión, énfasis y emotividad.
Advirtió el fuerte arraigo de la tradición católica en el
continente, aunque señalo que “está sufriendo desde hace
tiempo una profunda erosión”.
Expresó que “no se deben contraponer” los pontificados
de Benedicto XVI y Francisco y que la Iglesia “es una
historia ininterrumpida de amor”. Y señaló que “el
verbo más usado por el Papa actual es salir, salir de
nuestra autosuficiencia, salir de nuestra
autorreferencialidad y ensimismamiento eclesiástico, de
nuestras capillitas complacientes. E ir al encuentro de las
periferias societarias y existenciales”.
El padre Galli, que disertó durante cincuenta minutos,
expresó: “Estoy pensando que el viento de Dios esta
soplando fuerte desde el Sur, y desde el Sur del Sur”.
Se refirió a dos hitos de América Latina: el encuentro de
obispos de Aparecida en 2007 (en donde tuvo un papel
fundamental el cardenal Jorge Mario Bergoglio y el mismo
Galli fue perito) y la elección del primer papa
latinoamericano, sudamericano, argentino. El continente ha
dado un hijo suyo como pastor de la Iglesia universal. Señaló
que Jorge Mario Bergoglio pasó de la misión continental a
la misión universal, es decir, de Aparecida 2007 a Rio 2013.
Recordó que la expresión de que sopla viento del Sur la usó
el cardenal alemán Walter Kasper hace un tiempo en su
autobiografía. Y señaló, también citando otro libro que
había leído en 1980, que en la Iglesia está soplando un
viento del sur, así como el primer milenio fue de Oriente, y
el segundo milenio, de Occidente. Dijo que la renuncia
revolucionaria de Benedicto XVI y la elección revolucionaria
de Francisco, nos hace asistir al viento de un “nuevo
Pentecostés”.
El disertante animó a pensar en décadas y en siglos, no
como la cultura posmoderna del instante y del fragmento.
Observó que de todos los católicos, el 68% está hoy en el
Sur: el 39% en América latina, el 1 por ciento en Oceanía;
el 16 por ciento en África, el 12 por ciento en Asia, en
tanto que un 24 por ciento está en Europa y un 8% en América
del Norte. Esto ha invertido lo que ocurría a principios del
siglo XX, en que el 70% de los católicos estaba en el Norte
y sólo el 30% en Sur.
Y señaló que la primera lengua del catolicismo es el
castellano. Son muchos menos los que entienden el italiano,
el polaco o el alemán, dijo, aludiendo a las culturas de las
que provinieron otros pontífices anteriores.
Sobre por qué Francisco sonríe tanto cuando el cardenal
Bergoglio lo hacía mucho menos, dijo: “Es el mismo pero
está distinto, porque su rostro emite la sonrisa de Dios que
surge de un corazón en paz”.
Destacó una frase que siempre ha subrayado: “Conservemos
la alegría”. Y dijo que el Papa entiende que “sólo
quien está centrado en Dios puede ir hasta las periferias
del mundo”.
Galli deslizó que “sólo Dios lo sabe pero pienso que fue
elegido para encarar las reformas pendientes del Concilio
Vaticano”. Aseveró que la Iglesia se reforma si se centra
en la misión. Se refirió a la revolución de la ternura,
que incluye la alegría, la proximidad, la sencillez, el
afecto por la gente. Y señaló que para Francisco la misión
es la fuente y el camino de la reforma de la Iglesia.+ (Jorge
Rouillon)
Fuente:
www.aica.org
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